Muralla de La Habana

Debido al azote constante de corsarios y piratas a La Habana, como parte del plan de fortificación de la ciudad, se decidió construir una muralla que protegiera la ciudad del acceso de los enemigos por la parte de tierra.
Este gigantesco muro se comenzó a construir a principios del año 1671, en el gobierno de Francisco Rodríguez de Ledesma, y se terminó toda la parte que daba a tierra en 1698. El resto del mismo, que se extendió hasta la parte de la bahía, no fue terminado hasta 1740.
En total la muralla tuvo una extensión de 4,8 Km, con 1,4 metros de grosor y 10 metros de altura, con un regimiento de 3400 hombres para su custodia y apertrechada con un total de 180 piezas de artillería.
La muralla, que llegó a tener nueve puertas, comenzó a demolerse en 1863 debido al vertiginoso crecimiento de la ciudad extramuros y a la disminución cada vez mayor de su utilidad.
Actualmente se pueden apreciar sus restos dispersos por parte del territorio de la Habana Vieja, el mayor es el correspondiente a la antigua Puerta de la Tenaza, que se encuentra en la intersección de las calles Égido y Desamparados. Otros restos importantes son el que se puede apreciar al lado de la Terminal de Ferrocarriles y el que se encuentra frente al Museo de la Revolución.